Las cuevas son enclaves excepcionales de la Naturaleza que, junto con otros espacios artificiales, conforman el mundo subterráneo accesible al ser humano.
Hombres y mujeres, desde el inicio de su presencia sobre la Tierra, han mantenido vínculos muy estrechos con el medio subterráneo. Las cuevas han sido refugio, morada, lugar mágico y de encuentro para diferentes culturas y civilizaciones.
Las cuevas son parte del legado de la Naturaleza. La mayor parte se encuentran en terrenos kársticos, con valiosos recursos superficiales y subterráneos, algunos de especial trascendencia como es el agua subterránea. Otras son cavidades lávicas, de origen volcánico. Todas contienen valores geológicos y biológicos de enorme interés y muchas albergan vestigios prehistóricos, arqueológicos y artísticos, de gran valor cultural, cuya protección y conservación deben ser garantizados.
Las cuevas turísticas constituyen una parte destacada de la relación entre el mundo subterráneo y el ser humano. En los últimos siglos, sobre todo en Europa, la habilitación de cuevas y minas abandonadas para su visita turística ha ido en incremento, constituyendo un recurso socioeconómico muy notable, que mueve a decenas de millones de personas cada año, y afecta a las economías locales de numerosos municipios y comarcas.
La habilitación de determinadas cuevas constituye un mecanismo de acercamiento de la realidad del mundo subterráneo al conjunto de la sociedad, que debe inspirarse en la necesaria compatibilización de su uso turístico y el consiguiente desarrollo sostenible de su entorno, con la conservación del patrimonio natural y cultural relacionado con ellas.
Las cuevas turísticas son auténticos centros de generación y transmisión de conocimiento del medio natural y de la historia humana; contribuyen notablemente a la formación y concienciación de sus visitantes, en especial la de los más jóvenes. También son verdaderos laboratorios naturales donde se llevan a cabo investigaciones científicas de gran trascendencia para el conjunto de la sociedad.
Las cuevas turísticas y sus organismos gestores se comprometen a establecer los adecuados mecanismos de gestión, control y vigilancia que garanticen la correcta conservación y restauración del medio subterráneo, así como de sus valores geológicos, biológicos y arqueológicos.
Espeleología y turismo subterráneo son realidades complementarias. Los gestores de las cuevas turísticas y los espeleólogos comparten entre sus objetivos la protección del medio subterráneo, su divulgación y la necesidad de un uso sostenible del mismo.
Las cuevas turísticas necesitan del apoyo decidido de las administraciones públicas, dado el importante papel que juegan en la dinamización fundamentalmente del medio rural. Solicitan la colaboración de técnicos, científicos, profesionales de la comunicación, divulgadores, educadores, conservacionistas, y otros colectivos implicados en las políticas ambientales, culturales, deportivas, educativas y turísticas.
La Asociación de Cuevas Turísticas Españolas (ACTE) apuesta por un uso racional, equilibrado y sostenible de las cuevas turísticas, basado en criterios objetivos, capaz de garantizar su preservación y de asegurar el disfrute de los valores y el patrimonio que contienen a las actuales y futuras generaciones.