Situación geográfica
La cueva de Altamira se encuentra en el norte de España, en la región central de Cantabria, entre los límites de los términos municipales de Santillana del Mar y Reocín. El paisaje es suave hacia el norte, formado por pequeñas sierras litorales, el tramo bajo del río Saja y la llanura litoral. Al sur hay fuertes relieves montañosos y al fondo los Picos de Europa. A pocos kilómetros se encuentran otras cuevas con ocupaciones humanas y arte rupestre del Paleolítico superior como La Clotilde, Las Brujas, Las Aguas, El Linar y Cualventi, entre otras.
Descubrimiento
A la cueva de Altamira le corresponde el privilegio de ser el primer lugar en el mundo en el que se identificó la existencia del Arte Rupestre del Paleolítico superior. La cavidad fue descubierta por un lugareño, Modesto Cubillas, hacia el año 1868. Acompañado por Cubillas, Marcelino Sanz de Sautuola visitó por primera vez la cueva en 1875 y reconoció algunas líneas que entonces no consideró obra humana.
En la Exposición Universal de París conoció de primera mano algunos objetos prehistóricos encontrados en cuevas del sur de Francia. Sautuola, que ya tenía una amplia formación en Ciencias Naturales y en Historia, regresó a España con una perspectiva renovada y decidido a emprender sus propios trabajos en las cuevas de Cantabria. Acompañado por su hija María volvió a Altamira en 1879. Será la niña la primera en ver las figuras en el techo de la cueva.
En 1880 Sautuola publicó el hallazgo en el folleto Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la Provincia de Santander, atribuyendo las pinturas a la prehistoria, al periodo paleolítico. A pesar de su lúcido análisis, sus contemporáneos, desde diferentes perspectivas intelectuales, evolucionistas, creacionistas o los incrédulos prehistoriadores del momento, acogieron con escepticismo su planteamiento.
Su valor no fue reconocido hasta el descubrimiento de arte rupestre paleolítico en otras cuevas de Europa, principalmente en Francia (Le Mouthe, Combarelles y Font de Gaume). En 1902, el prehistoriador francés Émile de Cartailhac publicó Les cavernes ornées de dessins. La grotte d'Altamira, Espagne. Mea Culpa d'un sceptique. A partir de este momento, la cueva de Altamira adquirió reconocimiento universal, convirtiéndose en un icono del arte rupestre paleolítico.
Geología
La cueva de Altamira se sitúa a 158,5 metros sobre el nivel del mar, en la parte superior de un karst de origen Plioceno. Su estructura geológica está formada por estratos casi horizontales de calcarenitas de hasta un metro de espesor, separados por finas capas de arcillas. No obstante, apenas quedan señales de la circulación subterránea del agua, ya que su formación se debe a desplomes del techo y hundimientos gravitacionales del subsuelo. Los desprendimientos se producen en grandes bloques, que dejan estigmas planos, secciones trapezoidales y un suelo formado por caos de bloques desplomados. Uno de estos desprendimientos taponó su acceso hace unos 13 000 años sepultando una parte de la entrada, lugar donde se ubicaron los asentamientos habitacionales durante el Paleolítico.
Arqueología y Cronología
El yacimiento arqueológico que se conserva en el vestíbulo de la cueva se estructura en 8 niveles arqueológicos (fechas Carbono 14 cal BP):
En Altamira, el periodo Magdaleniense es el mejor datado al haberse aplicado el Carbono 14 a algunas pinturas realizadas con carbón vegetal. Quedaban sin datar las figuras más antiguas por estar grabadas o bien pintadas con pigmento rojo. Su datación es más complicada al carecer de materia orgánica en su composición. Su edad puede deducirse por otros criterios, como los estilísticos al compararlas con objetos de edad conocida, y también en relación a las ocupaciones humanas de la cueva.
Actualmente también es posible aplicar un método basado en la serie del Uranio que ya se utilizaba desde hacía años en la datación de costras y formaciones calcáreas, y que permite además la reducción del tamaño de la muestra a solo algunos miligramos. Los resultados para la cueva de Altamira han sido particularmente interesantes para un signo pintado en rojo del centro de la Sala de Polícromos cuya fecha es de 35 600 años antes del presente. Esto lo sitúa en el Auriñaciense, periodo del que no se han encontrado restos en la excavación arqueológica realizada en la cueva.
El arte
La cueva de Altamira es la máxima representación del espíritu creador humano. Presenta un arte en grado de excelencia. Las técnicas artísticas (dibujo, pintura, grabado), el tratamiento de la forma y el aprovechamiento del soporte, los grandes formatos y la tridimensionalidad, el naturalismo, la abstracción y el simbolismo, todo está ya en Altamira.
Bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos fueron pintados o grabados durante los milenios en los que la cueva de Altamira estuvo habitada, entre hace 36 000 y 13 000 años antes del presente. Estas representaciones se extienden por toda la cueva, a lo largo de más de 290 metros, aunque es en la Sala de Polícromos donde se concentran en mayor número.
Las representaciones más grandes son caballos y, bisontes de entre 125 y 170 cm de longitud, y una cierva, de más de dos metros. Primero se grabó el contorno y se dibujó a línea negra con carbón; luego se rellenaron con pintura roja o amarillenta. En algunos bisontes se marcó con pintura negra el cambio de coloración de su vientre o se utilizó el lápiz de carbón para detallar el pelo o la joroba. Además, el grabado se utilizó en ojos, cuernos, pelo del cuello, etc.
La cueva de Altamira fue incluida en el año 1985 en la Lista del Patrimonio Mundial de UNESCO, a petición del Gobierno de España, basándose en dos criterios: por su calidad estética, al considerarse que representa una realización artística única de la cultura magdaleniense, y por ser testimonio excepcional del desarrollo de esta cultura en el sur de Europa. Como valor adicional se sumaba el hecho de que fue Altamira el primer sitio donde se identificó el arte rupestre paleolítico, de la mano de su descubridor D. Marcelino Sanz de Sautuola.
Historia
La historia del museo tiene su origen en la creación de una Junta de Administración en 1924. Este fue el primer órgano colegiado de gestión.
El primer edificio al servicio de la cueva de Altamira fue una casa montañesa construida para exponer y conservar los objetos hallados en las excavaciones y para servir de vivienda a su primer guarda.
El creciente número de visitas desde mediados del siglo XX hizo necesaria la construcción de una nueva sede y en los años setenta se construyeron tres pabellones para la recepción de visitantes y servicio como cafetería.
Fue en 1979 cuando se creó el Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira por parte del Ministerio de Cultura. El fin fue constituir un instrumento científico y administrativo para la mejor gestión y conservación de la cueva de Altamira.
La sede actual del museo se inauguró en 2001, en un edificio proyectado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg. La protección de la cueva de Altamira fue el principal condicionante para su ubicación, concepción y construcción.
El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira es un museo de titularidad estatal, integrado en la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes del Ministerio de Cultura.
El Museo de Altamira se encuentra sobre una colina que domina un magnífico paisaje. Este privilegiado enclave nos permite divisar al norte, hacia la línea de costa, verdes prados con suaves colinas y el valle que acoge la villa de Santillana del Mar. Hacia el suroeste se pueden contemplar los Picos de Europa y las estribaciones de la Cordillera Cantábrica.
El recinto del museo abarca un amplio espacio natural cerrado al tráfico, que por un lado brinda protección a la cueva de Altamira, y por otro, permite a los visitantes disfrutar del entorno natural junto a especies vegetales que poblaron la zona durante el Paleolítico superior. El paisaje que rodea la cueva es producto de una restitución paisajística hecha en base a los análisis de pólenes del yacimiento. Se pueden observar bosquecillos de abedules y avellanos, manchas dispersas de robles o fresnos, y también multitud de herbáceas como brezos o gramíneas.
El amplio recinto del museo acoge también el edificio de la sede principal, un pabellón dedicado a exposiciones temporales y la casa montañesa construida en el año 1924 y en la que se expusieron los primeros objetos hallados en la excavación de Altamira. Entre estos dos últimos edificios se ubica la entrada a la cueva de Altamira y un monumento del escultor Julio López Hernández dedicado a su descubridor, Marcelino Sanz de Sautuola. El recinto comprende también otra cavidad, la cueva de Las Estalactitas, muy próxima a la cueva de Altamira. No tiene arte rupestre ni yacimiento arqueológico, pero fue utilizada como cámara sepulcral en la Edad del Cobre. A su existencia se debe que habitualmente se hable de las cuevas de Altamira en plural, cuando Altamira sólo hay una.
Horario
Consultar condiciones de entrada gratuita y reducida en taquilla y en la página web.
Accesibilidad
Contacto
Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira Marcelino Sanz de Sautuola, S/N 39330 Santillana del Mar Tlf. (34) 942818005
El Museo de Altamira se encuentra situado a 2 km del núcleo urbano de Santillana del Mar, en la Comunidad Autónoma de Cantabria.
Acceso por carretera
Acceso desde Castilla y León por Autovía A-67; acceso desde Asturias y País Vasco por Autovía A-8/E-70 (Salida 234 hacia Santillana del Mar). Desde la autovía y desde Puente San Miguel y Santillana del Mar, está indicado hacia el Museo de Altamira.
El Museo dispone de aparcamiento gratuito vigilado en el interior del recinto para coches y autobuses. El aparcamiento abre sus puertas a las 9:30.